<aside> 📌 Aviso importante
Si has llegado aquí porque has leído sobre Dropier y querías contratarnos, lo sentimos, la empresa dejó de operar en junio de 2021 (quizás lo hayas deducido tú mismo/a por ese 2018-2021 que preside esta página).
Aun así, si quieres descubrir nuestra historia te invito a que hagas scroll y sigas leyendo.
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Veo que has sentido curiosidad. Bien, siéntate y ponte cómodo/a.
Aunque responder a esta pregunta es mucho más sencillo de lo que pueda parecer.
La reflexión es fácil. Fundar una compañía es algo que requiere cantidades ingentes de trabajo y sacrificio, salga bien o no.
En nuestro caso han sido algo más de tres años de empuje y, simplemente, no queríamos que quedara en el olvido para siempre.
Habíamos visto decenas de veces como todo lo que quedaba tras la muerte de una startup era un dominio expirado y creímos que Dropier, el proyecto por el que tanto habíamos luchado, se merecía algo más.
Esta es nuestra historia y, aunque es para el mundo, también es para nosotros. Para recordar lo que conseguimos y, ante todo, lo que aprendimos en el camino.
Raúl Candiles (CEO), Daniel Casale (CTO), Pablo Rodríguez (CMO) y Rubén Guerrero (COO)
Si conociste Dropier después de septiembre de 2019 puede que esto de los particulares te suene un poco extraño pero, efectivamente, nacimos siendo una compañía B2C.
Ya sabes que la misión de una startup es encontramos un modelo de negocio rentable, escalable y conseguir el ansiado product market fit.
Es usual que, incluso en empresas de superéxito, el modelo pivote hasta dar con la clave.
Pues nosotros, como no puede ser de otra manera, lo hicimos varias veces.
En cualquier caso, no nos adelantemos y empecemos por el principio.
Dropier se constituye como empresa en octubre de 2018 pero el germen de la empresa se sitúa en junio de ese mismo año, cuando Raúl y Pablo, tras conocerse en el programa de incubación de Demium, deciden que quieren emprender juntos.
Desde ese momento, pasamos a ser un equipo que tiene como prioridad encontrar una idea con la que empezar.
Apoyados por el equipo local de Demium en Málaga, liderado en ese momento por Álvaro Villacorta, identificamos el concepto del valet storage, que podríamos traducir como self-storage a domicilio o, como lo denominábamos nosotros entonces, “trasteros a domicilio”.
Observamos que ya había soluciones como Makespace, Clutter o Boxful que estaban yendo como un tiro en los mercados de EEUU y Asia.
El modelo nos pareció brutal y, si le sumamos el hecho de que en Málaga el precio del suelo se había incrementado un 40% en los últimos 4 años, nos convencimos de que estábamos en el lugar perfecto para testearlo.
¡Ya teníamos idea!
Rápidamente, nos pusimos manos a la obra. Queríamos lanzarlo lo antes posible.
En los siguientes días encontramos nombre, registramos el dominio, diseñamos la primera versión de nuestra web (la que tienes aquí abajo), montamos las primeras campañas y lanzamos con la ilusión de captar pronto al primer cliente.
Primera versión de la web de Dropier
¡Y ya te digo si fue rápido!
Al día siguiente de lanzar llegó nuestro primer cliente, de nombre Shaun (creo que no se nos olvidará nunca).
Pero es que al día siguiente llegó otro y al siguiente otro.
Parecía que el modelo funcionaba, por lo que decidimos liarnos la manta a la cabeza y apostar por él.
Fue entonces cuando abrimos nuestra ronda FFF y captamos los primeros 65.000€ de financiación, que nos serviría para crecer en equipo, estructura e invertir en captación.
Y, por supuesto, para alquilar nuestro primer mini-almacén.
Raúl Candiles (CEO) en nuestro primer almacén.
Con todo en marcha y acelerando llegó Rubén para ser el tercer co-founder y liderar toda el área de operaciones de la empresa.
Con él dimos el salto al primer “almacén de verdad” y profesionalizamos toda la logística del modelo.
Pasaron los meses y la empresa evolucionaba positivamente.
Las métricas crecían, fichamos nuestra primera empleada, María, y por fin teníamos una oficina propia.
Métricas de ventas y adquisición a junio de 2019
Rubén Guerrero (COO), Pablo Rodríguez (CMO) y Raúl Candiles (CEO).
El equipo en la primera oficina propia.
Y entonces pasó algo que no supimos prever. Llamó a nuestra puerta la primera empresa interesada en nuestra solución de espacio flexible y, aunque no lo supimos entonces, esto cambiaría la historia de Dropier para siempre.
Tras esta primera empresa llegó otra a las pocas semanas y, poco más tarde, la tercera.
¿Y sabes qué? De repente, sin haberlo visto venir, facturábamos con esas tres empresas casi tanto como con toda la cartera de particulares.
”Hemos dado con algo bueno” nos decíamos los unos a los otros.
Como unos meses antes, volvimos a indagar y encontramos que el modelo de “logística bajo demanda” existía y tenía players tan potentes en EEUU como Stord o Flexe.
¡Y nosotros habíamos llegado a él casi de casualidad!
Mientras seguíamos operando el modelo de particulares, nos pusimos a analizar este nuevo camino que se abría ante nosotros.
Finalmente, tomamos la decisión de pivotar el modelo y tratar de liderar este segmento en España y Europa.
¡Íbamos a por todas! ¡E íbamos a venderle a empresas!
Con la decisión tomada, teníamos que movernos rápido. El cambio de modelo no sólo implicaba una estrategia de ventas distinta.
También cambiábamos un modelo en el que nosotros éramos el operador logístico por uno en el que ofrecíamos una intermediación con una red de partners que se distribuía en toda España.
Y, por supuesto, necesitábamos desarrollar tecnología para toda la gestión de inventarios, órdenes, etc. y ninguno de los founders era programador.
De abrir red se encargó Rubén, gracias a su experiencia previa en el sector.
Y de encontrar al que sería nuestro CTO se encargó Raúl, el mejor de nosotros captando y convenciendo talento.
En menos de un mes ya nos presentó a Dani y, tras conocernos en varios encuentros, tuvimos la suerte de que decidiese unirse al proyecto para liderar el área tecnológica.
Además, durante esas semanas nos presentamos al programa de aceleración de Andalucía Open Future y fuimos aceptados.
Esto representaba un cambio de oficina (la tercera en menos de un año) y, ante todo, un apoyo al proyecto en diferentes ámbitos.
Pablo (CMO) haciendo el elevator pitch para el acceso a AOF